El movimiento del globo terrestre es muy importante en la cosmovisión Maya
Con una ceremonia especial en las instalaciones del sitio arqueológico Kaminaljuyu, se realizó la celebración del Can Q’ij (Equinoccio de Otoño) siendo este una de las cuatro inclinaciones de la Madre Tierra, los cuales marcan los solsticios y los equinoccios. La ceremonia estuvo encabezada por el tata Nelson Tuyuc, de origen maya kaqchikel, guía espiritual y contador del tiempo, junto a otros cinco guías espirituales.
A primera hora de la mañana, tata Nelson limpió “la mesa” o el lugar sagrado para realizar la ceremonia con licor y agua florida. Con granos de azúcar dibujó la figura del nahual Ix, con energía ocho, según el calendario maya. Encima de esta figura colocó resina en forma de ensartes, los cuales rellenó de maicillo, romero, miel, ajonjolí, puros de tabaco, candelas de diferentes colores, entre otros elementos naturales que sirvieron como ofrenda al gran corazón del cielo, al gran corazón de la tierra, a los abuelos y abuelas y al gran creador, como agradecimiento por este importante movimiento de la Madre Tierra. También se pidió por la armonía entre todos los pueblos originarios, las cuatro cosmovisiones a nivel local y las cuatro cosmovisiones a nivel global.
En la cosmovisión Maya, el movimiento de la Tierra es de suma importancia pues este determina toda la vida en el planeta. Bajo el nahual ocho Ix también se agradeció la energía femenina, por las hermanas lideresas y las guías espirituales presentes, por las madres, tías y abuelas. Tata Nelson explicó lo que significaban los demás elementos colocados en la mesa:
Las candelas rojas representan el amanecer, donde nace el padre sol, el oriente. Se agradece el primer rayo de sol y la claridad, así como la cosmovisión de otros pueblos originarios alrededor del mundo.
Las candelas negras representan el lugar de descanso del padre sol. Agradecer la noche, la obscuridad la cual se hizo para descansar.
Las candelas amarillas agradecen por los líquidos, como el más sagrado, el agua. Se ubican al sur.
Las cancelas blancas, ubicadas hacia el norte, agradecen el viento, el aire que respiramos, pues la vida inició con un soplo.
En el centro, con candelas color azul, se agradece al gran corazón del cielo y el gran corazón de la tierra.
Al centro también se encuentran las candelas de color verde, las cuales representan a la naturaleza y la variedad de vida en ella.
También se agradece por el sagrado fuego que unifica estos elementos y por su importancia para el ser humano y su sobrevivencia.
Las ramas de romero son el elemento aromático, las candelas de sebo son para los ancestros difuntos, para que nos ayuden en nuestro caminar. «Ahora que estamos ante el equinoccio de otoño, es importante que aprovechemos este cambio para hacer cambios en nuestra vida. Es un buen día para pedir esa habilidad mental y poder tomar decisiones», expresó tata Nelson antes de comenzar la ceremonia.
La ceremonia se dividió en dos partes: la primera fue para agradecer y la segunda para llamar a los 20 nahuales existentes en la cosmovisión Maya.
En cada llamado, los asistentes ofrendaron candelas de diferentes colores para agradecer y hacer peticiones distintas. Al finalizar la ceremonia, los guías dedicaron unas palabas a los asistentes y agradecieron también la compañía y el respeto hacia la cosmovisión Maya.