septiembre 25, 2024

Pero sigue siendo el Kin…

La banda de rock guatemalteca "Kin" cumple diez años de trayectoria. Este suceso será celebrado en un concierto apoteósico con invitados especiales. Platicamos con Tony Delgado, cantante y guitarrista de Kin, quien nos contó algunas cosas que necesitamos saber de esta rara avis del rock nacional.

El rock en Guatemala huele a libertad y rebeldía. Esta herencia cultural de la posguerra global del siglo pasado sigue ardiendo en el territorio nacional. Del paisaje de cemento de la capital hasta los parajes más remotos del occidente del país, el espíritu del rock habita multitudes de jóvenes ataviados de lona negra, estoperoles y parches de tela con emblemas de bandas clásicas de este género amplio y versátil.

Kin se formó hace diez años cuando Tony Delgado, músico, rockero y arquitecto originario de Jacaltenango, Huehuetenango, hacía de las suyas promocionando un álbum como solista. La coincidencia energética entre Delgado, Guillermo Morán y Danilo Roca, dio a luz a Kin. Quizás estos tres músicos no se imaginaban hasta dónde llegarían, pero hoy están dispuestos a celebrar diez años de existencia dando un concierto de dimensiones históricas. 

La música de Kin se ha quedado en los oídos y corazones del público y dado dignidad al rock nacional, un fenómeno cultural que se creía en decadencia.

¿Cómo surge Kin?

A raíz de que estar promocionando un álbum como solista que se llama No es usual, de mi proyecto solista como Tony Delgado, estaba buscando músicos. Conocí a Guille Morán a través de Juan Aguirre de Razones de Cambio. Aquél me ayudó a sacar algunos shows en Xela y en Guatemala, pero al cabo de un tiempo, a través de esas experiencias en los conciertos, me sugirió «mirá, yo ya no me quiero llamar “Tony Delgado”, quiero hacer una banda». Entonces así fue como realmente surgió. Y luego de varios toques que tuvimos con otras bandas emergentes de Ciudad de Guatemala, conocimos a Danilo Roca, pues una vez nos quedamos sin bajista. Danilo es un músico versátil, pero es más guitarrista, y nos dijo «yo no toco el bajo, pero les hago el paro». Y así fue como Danilo llegó, Dan Roca. Así fue como entre los tres vimos que fluía una energía bastante consistente, y fuimos aterrizando el proyecto de esa banda, y la bautizamos como Kin, que significa “dios del sol” en maya. Y esa es la razón de cómo surgió Kin.

¿Cómo definís la música de Kin?

Kin para mí es un proyecto de música hasta cierto punto un tanto ecléctico, porque no estamos casados completamente con el rock más purista como Hendrix o Zeppelin. Claro que eso fue lo que nos motivó al inicio, pero también estamos abiertos a hacer música más electrónica. Acabamos de publicar un sencillo que se llama Luz en la oscuridad, y se nos antojó hacer algo new wave. Y estamos hablando de hacer más adelante un disco acústico más blues. Entonces así defino la música de Kin, una especie de rock ecléctico.

¿Cuál es la experiencia más bonita que has vivido con Kin? Recuerdo una vez que estuvieron tocando en la Plaza Central y me pareció increíble ver a una viejita de delantal mosheando al ritmo de Kin, ¿les ha vuelto a pasar algo similar?

Por lo menos de mi parte, una cosa que me impactó bastante, una vez que tocamos en Tegucigalpa, fue ver a chavitas y chavitos cantando, coreando nuestras rolas. Después de tanto insistir que vas a tener un proyecto de música y que vas a trabajar en él y darle con toda la energía, ver ese resultado, trascender fronteras geográficas, se siente bastante especial. Ver que nuestra música atravesó esa frontera fue muy especial para mí. También en Costa Rica nos pasó que mucha gente sí se conectó con la banda; tocamos en lugares pequeños, pero de todas maneras impacta darse cuenta de que sí se puede conectar con la gente mediante la música. Y esas experiencias son inolvidables.

Cuéntanos un poco acerca del concierto de los 10 años, ¿qué podemos esperar?

Este concierto prácticamente es una fiesta y estamos invitando a todos como si fuera nuestro cumpleaños. Celebramos esos 10 años de resistencia, pues a pesar de que tenemos otras prioridades de vida y de que mantener un proyecto de música requiere bastante convicción… a pesar de que ha habido muchas rupturas, muchos altibajos, muchas reconciliaciones —porque prácticamente una banda es como una familia—, a pesar de todo eso, la música ha prevalecido. Invitamos a otros colegas que también han sido inspiración para la banda, ya que en este contexto de país mantener un proyecto de música es un reto. Nos sentimos contentos. Más que todo es la felicidad por llegar a los 10 años a pesar de las adversidades. Es una fiesta, un tributo a la música. Estoy seguro de que la gente que va a llegar se la va a pasar bien: sin ánimos de vender nada, realmente la producción está potente. Ya hicimos ensamble con Omar Méndez de Viernes Verde, con Francisco Páez de Malacates, hoy toca con Maynor Figueroa de la Casa de Kello… Y así.

Por último, ¿qué piensas del panorama artístico de Guatemala? ¿Qué nos depara el futuro de la música guatemalteca?

Pensamos que hay mucho talento en Guatemala y que hay una escena emergente siempre; siempre ha estado. Se dice mucho que en Guatemala no hay apoyo, pero creemos que con trabajo y dedicación se puede posicionar una banda. Y creemos también que, aunque sea en otros países, se necesita un trabajo intenso siempre para poder lograr el objetivo de un proyecto de música.