octubre 1, 2024

Primeros “tanes” del manga guatemalteco

El manga es un estilo de cómic originario de Japón que ha extendido su popularidad a nivel global en las últimas décadas. Platicamos con Karei, un "mangaka" guatemalteco, precursor de este arte en nuestro país.

Los latinoamericanos nacidos en las dos últimas décadas del siglo XX estamos indirectamente influenciados por el arte japonés del manga gracias a la transmisión televisiva de animés (dibujos animados japoneses) en las cadenas de nuestros países. Cuando un manga (cómic japonés) es lo suficientemente bueno, su historia es digna de animarse y convertirse, valga la redundancia, en un anime

A pesar de lo extendido de esta cultura (ahora transnacional y globalizada) en nuestro medio, la producción de animés netamente guatemaltecos está lejos de existir propiamente.

Justo Medrano (Guatemala de la Asunción, 1980), quien en su faceta como mangaka es mejor conocido como Karei, es (hasta que se demuestre lo contrario) el precursor del manga en Guatemala. Hasta el momento, su proyecto Karei Ilustraciones Estudio, es una productora y estudio de artes visuales que hasta el momento ha funcionado como la editorial del manga Kazuhiko (primera creación de Karei), pero sus planes a futuro son bastante ambiciosos. En esta entrevista revelamos algunos secretos de su incursión en este submundo tan presente y tan ajeno al mismo tiempo.

¿Cómo surge el manga? ¿Cuál es la historia detrás de este arte? 

Hasta donde sé, inicia la situación pictórica de Japón con el arte Ukiyo-e, que son las ilustraciones de siglos pasados que buscaban retratar escenas cotidianas, y de ahí surge la estética en sí. Osamu Tezuka se conoce como el padre del manga como tal, siendo el creador de series como Astro Boy y Kimba, el león blanco; él fue quien tomó como base ilustraciones de Disney y las contextualizó a su entorno. Si se observan las ilustraciones de estos primeros mangas se notan las similitudes con la estética de Disney en esos momentos. 

¿Cómo empieza tu interés por el manga? 

Cuando tenía cuatro años miraba dos series, Candy y Remi. Lo que me gustaba de estas series es que tenían una historia que iba desarrollándose capítulo a capítulo. Cuando terminaron estas dos series quedé con ganas de ver un contenido similar, pero no existía; en ese momento transmitían programas como El Correcaminos o Fantasías animadas de ayer y hoy, cosas por el estilo, con capítulos individuales. 

Cuando era adolescente surgieron muchas series en ese mismo formato que no tenían una estructura e historia definida así en ese momento. Siempre pensé, cómo realizar una buena historia, algo que valiera la pena contar. Entonces, más o menos por ahí inició.

¿Cómo defines el manga? ¿Qué ha significado en tu vida?

Es un medio ideal para dar rienda suelta a la emotividad. Este elemento junto a su estética resultan efectivos para la transmisión, no sólo de ideas, sino de sensaciones, es por lo que le estamos invirtiendo tanto a este proyecto, porque parte de situaciones personales. 

¿Con esto dices que parte de la temática de Kazuhiko está inspirada en tus experiencias vitales?  ¿Cuál es la idea central de Kazuhiko?

Exacto. Crecí bajo la idea de luchar para alcanzar las metas, pero después de algunas décadas, me pareció que la enseñanza de la vida es: ten cuidado con lo que deseas, no sea que se vuelva realidad y cuando ganas, pierdes.

En el tiempo en que planeaba Kazuhiko me puse a analizar que la mayoría de historias que se contaban eran sobre la lucha entre el bien y el mal, lo que también se conoce en la teoría como “el camino del héroe” y ese tipo de enfoques. Pero me puse a pensar cuáles serían las consecuencias de hacer el bien. Entonces, de eso se trata la historia: todo tiene una consecuencia; incluso si hacemos algo bueno no necesariamente se va a traducir en algo bueno para uno, sino que simplemente hay consecuencias. 

¿Hay un trasfondo filosófico existencialista en lo que te hizo producir  la historia?

Hay algo de eso, desde que yo era adolescente mi papá  nos sacó del sistema (por así decirlo) y nos llevo a tener otra experiencia de vida.

¿Cuántos mangas has hecho? 

Hice uno antes de Kazuhiko, pero ese no vio la luz del día porque lo estaba pintando a mano cuadro por cuadro y era demasiado el trabajo, y para terminar de acabar con el proyecto, yo trabajaba el armado de las páginas de las viñetas en la compu de un amigo, y entraron unos ladrones a su casa y se llevaron la compu. Entonces decidí iniciar de cero otro proyecto, y entonces fue cuando empecé a hacer Kazuhiko. Pero en 2021, saqué en Amazon un libro en versión electrónica y física del Pop Wuh ilustrado, que aunque no es manga en sí, su estética es más parecida al anime, porque es a color. Ese sería otro proyecto que también estoy llevando.

¿Es cierto que Kazuhiko es el primer manga que se publica en Guatemala?

Realmente no tendría cómo comprobarlo, cuando lo publiqué en 2006, los medios que me entrevistaron, como Al Día, Aula 2.0, Diario de Centroamérica, Radio Infinita, etc., siempre se habló de eso, que era el primer manga de Guatemala. Por lo visto, nadie se pronunció para decir lo contrario. Un dato que sí tengo es de un cómic, “Kabek”, que salió unos tres años antes de eso, un cómic con temática maya; hasta donde sé sólo un número sacaron y era el cominezo: un complot de la élite maya hace que Kabek, el niño protagonista salga huyendo de la capital… y allí finalizaba ese capítulo.

¿Cuáles son tus planes a futuro con Karei Ilustraciones Estudio?

Mi esposa e hijas me tienen mucha fe, por eso creamos Karei Ilustraciones Estudio, porque más que una editorial, es una productora y estudio de artes visuales en la que luego del manga Kazuhiko, la historia continuará con un video juego y algunos cortos de anime. Siempre nos hemos preguntado: ¿sí es posible que nos vengan producciones de Japón, por qué no puden llegar producciones a Japón desde Guatemala?

Creo que ahora se trata de aplicar lo último que he aprendido: cuando pierdes ganas, es momento de perder el miedo.

¿Te consideras un otaku (fan de la cultura manga y anime)?

En 1984 no existía tal denominación. Desde entonces mantengo el mismo gusto por obras memorables, que me llevan en un viaje emocional. Es por eso que disfruto tanto del anime. He ido coleccionando todo tipo de emociones en estos años y tengo un rinconcito en el que descansan algunos mechas y waifus que me ha regalado mi esposa. Los que saben del tema sabrán califico como otaku.

¿Mechas y waifus?

Ja, ja, ja… Entonces humildemente creo que sí califico como otaku… Los mechas son robots y las waifus son figuras de resina de personajes femeninos.

Okay…