




Esta mañana, el lobby del Teatro Nacional albergó una ceremonia en honor de Efraín Recinos, donde el viceministro de Cultura, Rodrigo Carrillo; la directora de Difusión de las Artes, Lucía Armas; la directora del Centro Cultural “Miguel Ángel Asturias”, Luisa Fernanda González, y la arquitecta Lorena Recinos, hija del maestro, ofrecieron emotivas palabras sobre su legado.
Efraín Recinos, nacido en Quetzaltenango el 15 mayo de 1928, ha sido, sin dudas, un personaje excepcional en la historia nacional, no sólo por sus aportes en el campo artístico y arquitectónico, sino por su talante, humanidad y ejemplo de voluntad. Artista, inventor, académico y deportista, Recinos predicaba con el ejemplo, tomando siempre una actitud apartada de las luces y de los aduladores. El maestro fue maestro por su obra y no por las sombras de la fama que inevitablemente debía acompañar a su creatividad indiscutible.
Ejemplo de ello es el Teatro Nacional del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, el cual se yergue en medio del paisaje urbano de Ciudad de Guatemala como abriendo una dimensión paralela o un santuario construido por alguna inteligencia alienígena.
Dándole merecida importancia, Rodrigo Carrillo, viceministro de Cultura, hizo reflexionar a los asistentes de este homenaje: «imaginemos cómo sería el país sin este centro cultural. Esto sería una colina en la que probablemente sólo estaría funcionando un museo de historia militar y quizás sería un destacamento militar o algo así. Imaginarlo es un poco difícil; este se ha constituido en el corazón del arte y la cultura de nuestro país».
«Es muy compleja la arquitectura del centro cultural, pero como se ha dicho, el ingeniero siempre quiso reflejar la guatemalidad, con sus paisajes, el color del cielo, y los elemento que él integró en esta obra», dijo Lorena Recinos evocando el recuerdo y el legado de su padre.
El acto contó con la participación de un número musical a cargo del cantante de ópera Gustavo Palomo, quien evocó su primera presentación en el Teatro Nacional hace ya varios años y reflexionó sobre la importancia de este recinto para la cultura y los artistas que hacen parte de su vida profesional en este espacio.
La ceremonia finalizó con la colocación de una ofrenda floral puesta a los pies de la estatua que inmortaliza al maestro Efraín Recinos en plaza central de teatro.





