Por más de 4 décadas de participación ininterrumpida, excepto los dos años de pandemia, Carmen Federico de León Rodríguez se ha convertido en uno de los pilares del Tradicional Convite del 8 de Diciembre en honor a la Virgen de Concepción.

“Yo soy el representante general de todo, tengo 47 años de estar saliendo en el convite, año con año. Aquí me llaman el principal del convite”, cuenta don Federico. Su vínculo con esta tradición nació con apenas siete años, cuando acompañaba a su padre, Braulio Otilio de León Chávez, quien también formó parte de la organización. “Me ponía mi pantaloncito y mi camisita, y me iba a esperar que el convite diera inicio. Desde ahí me fue gustando”, recuerda.
En 1975, Carmen Federico salió por primera vez, siendo apenas un adolescente de 15 años, y desde entonces ha dedicado su vida a preservar esta celebración, que cumple 101 años de historia. A lo largo de los años, esta manifestación cultural se ha transmitido de generación en generación dentro de su familia.
Legado fortalecido
Con el paso del tiempo, el legado familiar se ha fortalecido. Su hija, Mirly Ulmary de León Oxlaj, comenzó a participar en los convites a los 15 años. Hoy, con 35, lleva 18 años formando parte de esta tradición, 14 de ellos junto a su padre, con quien ha compartido el honor de abrir el desfile en la primera pareja.
“Es una bendición poder salir año con año a su lado. Gracias a él le fui tomando amor a estas tradiciones y cada año lo espero con ansias y mucha fe”, expresa Mirly con orgullo.
La pasión por los convites ya alcanza a una tercera generación. La nieta de Federico, de apenas cinco años, comienza a involucrarse llevando el estandarte de la Virgen o acompañando a su madre y abuelo bailando durante el recorrido. “Tíos, primos y primas, somos varios los que salimos en los convites”, agrega, resaltando cómo la fiesta reúne a toda la familia y a gran parte del pueblo.
Tradición que sigue viva
Para don Federico, mantener viva esta tradición es una responsabilidad y un acto de fe. “Yo seguiré luchando mientras Dios me preste vida y la Virgen de Concepción me acompañe, para que esta tradición no muera”, afirma.
Su entusiasmo también ha inspirado a muchos jóvenes de Cunén, Quiché, a quienes motiva cada año a participar. “Les digo: no gasten su tiempo en cosas que no les benefician. Salgan en el convite, sean parte de esta fiesta”, insiste.
Más allá del colorido de los trajes y la música que llena las calles, el Tradicional Convite del 8 de diciembre representa la unión familiar, devoción y herencia cultural de un pueblo que se reconoce en su historia.


