noviembre 2, 2025

“Juego de Gallos”: una carrera a caballo llena de simbolismo, resistencia y muestra viva del pueblo maya Mam

El origen de esta tradición que es una muestra viva de la identidad cultural del pueblo maya Mam que se remonta a la época de la conquista como una expresión de resistencia cultural ante la opresión.

El contacto con los antepasados que ya partieron, la resistencia a la opresión colonial y el respeto a la Madre Tierra convergen en un mismo lugar: Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, donde cada 1 de noviembre se lleva a cabo la tradicional carrera conocida como “Sqech Koya” o “Juego de Gallos”.

“Les dijeron (a los pobladores) que no podían montar a caballo, de ahí la gente quería experimentar que sí podían. Pero antes hicieron un proceso cosmogónico. En ese entonces no había cristianismo, entonces fue a través de una consulta con un guía espiritual maya -ajq’ij-, y hubo actividades ceremoniales y espirituales. Es así que el ajq’ij les menciona que tenían que dar la sangre de un gallo para poder montar y no dar la sangre de uno de los jinetes en la pista”, relata Jun Kanek Nimwitz Pérez, uno de los integrantes del grupo de jinetes y gestor cultural.

La tradición se mantiene viva hasta la actualidad y reúne a cientos de jinetes. Se prepara marimba, comida y textiles para llevar a cabo la tradicional carrera como una manera de recordar y honrar a los antepasados.

El camino a la carrera

Los preparativos comienzan desde el 30 de octubre cuando arriban las marimbas al pueblo y pasan por varios puntos ceremoniales; e inician las preparaciones de alimentos en casa del “Primer Capitán”, hoy en día existen varios “Primeros Capitanes”, por lo tanto hay celebraciones en varias casas.

El 31 de octubre, cuando arriban a Todos Santos Cuchumatán los caballos que se entregan a los grupos de jinetes. Ambos son purificados por un guía espiritual.

Después del recibimiento en la cabecera los jinetes regresen a sus hogares donde son esperados por su familia con un almuerzo. Por la tarde son vestidos con sus trajes ceremoniales, que incluyen sombreros adornados con plumas de colores, listones rojos y bandas del mismo color que cruzan el pecho y la espalda, combinados con un pantalón negro y pañuelos.

Las familias acostumbran a preparar tamalitos y atol. Por la noche se organiza una fiesta donde los jinetes bailan y beben aguardiente acompañados de marimba. Por la mañana deben estar listos para la carrera. No sin antes rociar con aguardiente a su caballo para renovar sus energías y desechar las malas vibras, solo así podrán lograr un equilibro entre jinete y equino.

Durante el día se ofrece la sangre de un gallo como ofrenda para pedir permiso a la Madre Tierra para cabalgar, y así los jinetes recorren un tramo de 100 metros aproximadamente de ida y vuelta, ante la mirada de cientos de personas de la localidad y extranjeros quienes observan como la tradición sigue siendo una muestra viva de su identidad cultural.

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