junio 28, 2024

Museo Kinich: un viaje a través de la música

El arte es esencial para transformar nuestra sociedad. Esta propuesta inusual nos sumerge en la historia de Guatemala y del mundo a través de sus instrumentos musicales, revelando conexiones culturales y emocionales que trascienden el tiempo.

En la trastienda de un estrecho café-bar del Centro Histórico, un recinto de tesoros musicales espera pacientemente que encontremos su magia. 

La culpa fue de la sed, que usualmente nos lleva a lugares insólitos. Iba en compañía de un amigo y éramos las únicas personas en el sitio. Al notar una guitarrita triangular en el mínimo escenario del lugar, me animé a preguntar a nuestro anfitrión si era posible echar mano de ella. La respuesta positiva hizo que Bladimir, quien nos atendía pacientemente, oyera algo más o menos armónico manando del ombligo de la guitarra. «¡Ah, sos músico!». Luego de unos segundos dubitantes, hizo la invitación oficial: «Acompáñenme por acá». Nos condujo a la sala del museo Kinich que permanecía a puertas cerradas (el horario es de martes a viernes, de 12 a 18 horas, y el sábado, de 10 a 18 horas), la cual alberga una gama de instrumentos de los cinco continentes y réplicas de mágicos instrumentos prehispánicos. Dicha serendipia motivó la siguiente entrevista con Bladimir Vásquez, director del museo.

Bladimir Vásquez ejecutando el hulusi, instrumento de origen chino.

Cuéntanos un poco de esta experiencia, de este proyecto. 

El museo itinerante de instrumentos musicales Kinich —es su nombre completo— es una sociedad de emprendimiento creada por diferentes artistas. Somos un equipo multidisciplinario en temas de arte y en áreas social-humanísticas. Somos coleccionistas de instrumentos. Nos reunimos en 2019, conscientes de la enorme necesidad que hay de tener educación a través del arte. Ese año decidimos crear una alternativa, que fuera un museo de instrumentos musicales donde hubiera salas de exhibiciones y también salas para realizar conciertos didácticos para todo público, dando énfasis especial a la niñez y adolescencia. 

Debido a la pandemia continuamos trabajando pero de manera virtual, haciendo conciertos didácticos y exposiciones virtuales dirigidos a colegios, escuelas y otro tipo de establecimientos. En 2024, el 12 de enero, inauguramos nuestra primera sede de exposición permanente de instrumentos étnicos, acá en la 5ta Calle 5-68 de la zona 1.

¿Cuánta gente hay en el colectivo?

Unas diez personas que trabajan en diferentes áreas. Estoy yo, que soy el director del museo; están otras personas que colaboran desde hacer la limpieza hasta la redacción de documentos, que apoyan haciendo propuestas para generar proyectos para el tema del mantenimiento del museo. Y también personas que llevan todo el tema legal.

Tengo entendido que tienen un proyecto de autofinanciación con el barcito-restaurante que tienen por acá.

Así es. Considerando y tomando en cuenta cómo es la dinámica social de Guatemala, desde un inicio planteamos la alternativa de poder tener un proyecto de sostenibilidad para no pasar las penas que comúnmente pasan los proyectos artísticos. Vimos varias alternativas pero finalmente nos dimos cuenta que al crear un espacio, en este caso un café-bar, tendríamos un escenario para artistas emergentes con propuestas distintas o muy peculiares. Y esto, como lo mencionaste, sirve para la sostenibilidad del museo.


¿Cuál ha sido tu formación artística o profesional?

Yo soy historiador, maestro de Ciencias Sociales, gestor cultural también, y soy músico. Tuve estudios en el Conservatorio Nacional de Música, pero mi formación más fuerte dentro de la música ha sido la investigación de instrumentos étnicos. Acá en Guatemala no hay academias al respecto, entonces mi formación en este tema étnico ha sido bastante autodidacta. 

Haría falta una carrera de Etnomusicología en el país para gente que se quiera dedicar al rescate de los instrumentos musicales ancestrales…

Sí. Hoy día ya hay una apertura más grande de las escuelas de arte, porque ya se habla de estos temas, de los instrumentos ancestrales de los pueblos originarios. Pero aún no tenemos como tal la carrera de Musicología, que sería el primer paso, y no digamos ya otras áreas más específicas, como la Etnomusicología o la Arqueomusicología. Aún muchas universidades han tenido problemas de escasez de alumnos en las carreras de Arte.

La Musicología sería… 

Un musicólogo ya tiene una visión holística. No sólo el aspecto histórico, sino entender cómo funcionan las cosas. Tengo la dicha de haber trabajado con musicólogos y arqueomusicólogos de los cuales he aprendido muchísimos elementos, ya que yo soy investigador empírico, y al haber compartido con ellos me han transmitido la parte técnica. La visión que tienen ellos es distinta; pueden ver aspectos que comúnmente no podría ver uno, y tienen a bien conservar esas raíces y entenderlas desde una perspectiva muy amplia y académica.

¿Podrías contarnos un poco de las piezas que han ido conservando?

Tenemos instrumentos de los cinco continentes. La mayoría de instrumentos son piezas que comúnmente utilizan los pueblos originarios. Por ejemplo, las flautas son instrumentos que aún se utilizan en muchas partes del mundo. Hemos adquirido las piezas originales a través de fabricantes especializados de los países de origen. Y también contamos con réplicas de instrumentos prehispánicos de Mesoamérica, de la cultura Maya, de la cultura Mexica, etc., cuyos originales están resguardados por el Estado; son piezas muy antiguas que datan de hace mil años… Tenemos réplicas de piezas que ni siquiera están en exhibición en los museos; al ser réplicas tenemos la oportunidad de interpretarlas. Tenemos piezas de barro, de madera, y algunos instrumentos que son hechos con partes de animales, como algunos instrumentos membranófonos.

¿Cuáles son los instrumentos más peculiares o difíciles de encontrar en la exposición?

El 90% de los instrumentos que tenemos acá son muy peculiares, pero tal vez los más interesantes, a mi criterio, son los instrumentos prehispánicos mayas. Son de nuestra región y los desconocemos. Si viene alguien y les mostramos el hulusi, que es una flauta china, la gente queda encantada con el sonido, particular y fascinante, pero es entendible que no lo conozcan. Lo interesante es cuando les mostramos instrumentos prehispánicos de hace 2,500 años y no los conocemos —de hecho yo desconocía algunos hace un par de años. 

¿Cómo se llama este instrumento maya que es como una flauta pero de agua?

Son las vasijas o botellas sibilantes, que se han encontrado en Sudamérica y en Mesoamérica. Aquí encontramos de origen Maya, en Kaminal Juyú incluso. Es un instrumento de barro que tiene dos cuerpos, uno donde se deposita agua y cuando se invierte o se hace hacia un lado, empuja el agua hacia el segundo cuerpo, impulsando el aire que hace sonar unos silbatos escondidos dentro de la segunda cámara. Es una tecnología muy interesante y visualmente atractiva. Su sonido es muy místico, pues recrea diferentes atmósferas.

¿Sibilantes es que silba? 

Exactamente. Una botella que está silbando.

He visto que estos instrumentos se distinguen de otros en que son muy ornamentales y ceremoniales.

Sí. Es la parte iconográfica del instrumento. Sólo de verlo te dice algo. Por ejemplo, las ocarinas generalmente no son sólo un tubito que hace un sonido, sino que tienen esculpidas un rostro, ya sea zoomorfo o antropomorfo. Lo interesante es que intentan resaltar algo. Algunos están dedicados a alguna deidad. Algunos tienen el rostro de Chac, que es el dios de la lluvia, entonces ese instrumento puede ser para llamar a la lluvia o para saludar a Chac.

El elemento espiritual de estos instrumentos es muy fuerte. Algunos instrumento fueron utilizados en algún sacrificio humano. Las piezas originales pudieron haber sido para eso, para acompañar una ceremonia de sacrificio o el enterramiento de un difunto. De hecho, en las tumbas se han encontrado numerosos instrumentos. Entonces, estos instrumentos pueden ser ofrendas para las deidades o para el rey, etc.…

Eso es lo interesante del museo, que ustedes dan explicaciones históricas, antropológicas, sobre cada instrumento…

Sí, se recibe una visita guiada. Los instrumentos no sólo están ahí para ser admirados; lo interesante es que el público pueda adentrarse, conocer sobre ellos y escucharlos. Es una verdadera experiencia, un viaje en el tiempo a diferentes épocas y lugares.

¿Alguna anécdota particular sobre la experiencia del proyecto?

Hay muchas. Hay una impactante y triste sobre la realidad que vivimos. Tuve la oportunidad de hacer una exhibición en un sector bastante conflictivo y con problemas de pobreza muy fuerte aquí en Guatemala. Llevamos varios instrumentos y les dijimos a los niños «cierren sus ojos y diferencien qué están escuchando»; tocábamos una flauta y decían «una guitarra», «un piano»… No había educación artística ni mucho menos, pero al tener cerrados sus ojos se escucharon  unos disparos, entonces los niños abrieron sus ojos asustados y uno de los niños dijo «¿oyó eso, profe? Esa es una calibre treinta y algo»… Para nosotros fue impactante darnos cuenta que el niño reconoce el sonido de una bala, pero no el sonido de un instrumento. Eso nos hace el llamado de que la labor que estamos haciendo es muy importante; podemos decir que esos niños a partir de ese día no reconocían únicamente el sonido de los disparos, sino un instrumento, qué sé yo, de cuerda… De alguna manera ayuda a su percepción del mundo y del arte. 

Hay otro montón. Como que vienen a veces personas de Europa y se quedan en la visita guiada y después ya no quieren salir, porque dicen que sintieron una conexión espiritual y nos piden permiso para quedarse ahí meditando.  Creemos entonces que los instrumentos han traído una energía muy bonita acá, una energía muy fuerte. 

¿Algo que desees decirle a nuestros lectores?

Que vengan a visitarnos, es una experiencia muy bonita. Además, sus visitas nos permiten sostenernos y proponer proyectos a futuro. De momento tenemos las visitas guiadas, los conciertos didácticos que hacemos acá mismo o visitando escuelas, y la agenda cultural del bar, pero tenemos planeados proyectos a futuro donde tomaremos en cuenta la participación de otros artistas del medio.

Después de conocer el museo, me enteré de que fuiste uno de los seleccionados de la iniciativa Espacios del Ministerio de Cultura  y Deportes, ¿podrías hablarnos un poco de este proceso?

Sí. Soy seleccionado en la categoría de música tradicional guatemalteca, con una composición que hice para marimba. Voy a presentarme el 10 de julio en una escuela pública de Mixco. 

 

FIN

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