Agrupación marimbística celebra nueve décadas de acompañar la historia nacional
En el magno escenario del Salón de Banderas del Palacio Nacional de la Cultura y con la presencia del presidente constitucional Bernardo Arévalo De León, se llevó a cabo el festejo por el 90 aniversario de la marimba Maderas de Guatemala, una de las agrupaciones marimbísticas más antiguas y respetadas del país, considerada como la mejor marimba del mundo. Fundada en 1934 por el general Jorge Ubico Castañeda, el día de su cumpleaños el 10 de noviembre, su primer director fue el connotado compositor de marimba Mariano Valverde. A lo largo de su historia, la marimba ha estado ligada a todos los avatares de la historia de Guatemala, siendo testigo de honor de las luces y sombras que sacudieron al país durante la mayor parte del siglo veinte, hasta ahora, que el siglo veintiuno alcanza casi un cuarto de su trayectoria.
La marimba fue enviada por el coronel Jacobo Árbenz como embajadora cultural a Budapest, la Unión Soviética y otros países del bloque socialista. Tras el derrocamiento del coronel de la Primavera por otro coronel, Carlos Castillo Armas, este último envió la marimba a República Dominicana a tocar para el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Previamente, el presidente contrarrevolucionario había exigido desvanecer cualquier sospecha de que la agrupación musical fuera una entidad comunista por su trabajo durante los dos gobiernos anteriores. Posteriormente, el coronel Carlos Arana Osorio ordenó que la marimba pasara al Estado Mayor Presidencial (EMP), fortaleciendo así su vínculo con los distintos gobiernos y con la historia del país.
Diversos presidentes de la República han interactuado con la marimba Maderas de mi tierra, como Ramiro de León Carpio, quien le entregó una condecoración a la agrupación musical, y Álvaro Colom, quien la condecoró con la Orden del Quetzal. Como resultado de los Acuerdos de Paz, el presidente Alfonso Portillo disolvió el EMP y creó la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, la cual absorbió la marimba. Así llegó, tras muchos avatares, a la instalación del gobierno de Bernardo Arévalo luego de las protestas de la Plaza en 2015 y las realizadas en defensa de la democracia en 2023.
Noventa años de música y de historia
Todo lo anterior fue narrado por el doctor Edgar Ruano, quien fungió como maestro de ceremonias mientras, entre fragmentos históricos, la marimba desgranaba un breve pero encantador programa que incluyó piezas clásicas del repertorio de marimba guatemalteco, como la marcha “El Número Cinco” del maestro Froilán Rodas Santizo; “Llegarás a quererme” de Salomón Argueta; “Alegrías de San Juan” de Mario Tactic; y “El mazat de Patzún” de Justo Callejas, entre otras. La marimba culminó esa parte de su presentación con una espectacular interpretación del movimiento “La primavera”, que integra la conocida pieza “Las cuatro estaciones” del compositor italiano Antonio Vivaldi, demostrando así su versatilidad. Cerraron interpretando la legendaria pieza de su primer director, “Noche de luna entre ruinas” y “El valle de la esmeralda” de Natanael Monzón. Luego, el mandatario entregó un reconocimiento a cada uno de los nueve maestros que integran la marimba y se tomó una foto grupal acompañado de la primera dama Lucrecia Peinado y de Iván Carpio, jefe de la SAAS.
La continuación de un hondo legado
A continuación, el presidente Arévalo pronunció un emotivo discurso, en el que recordó que fue su padre, Juan José Arévalo Bermejo, quien dotó a la marimba Maderas de mi tierra de una asignación presupuestaria permanente. “Ochenta años después de que mi padre reconociera el valor de esta marimba, yo retomo ese eco”, dijo, para luego añadir, “es un gusto rendirle homenaje a esta marimba que lleva noventa años insuflando vida a nuestro pueblo”. El mandatario se refirió a la agrupación como “una voz vibrante de nuestra identidad, un emblema de lo que significa pertenecer a esta tierra y llamarse guatemaltecos y guatemaltecas” y “una prolongación del alma de nuestro pueblo, que nos hace sentirnos en casa aun cuando estamos lejos, y que más que un instrumento es una herencia, un legado que nos une y que nos distingue como pueblo”.
En suma, una emocionante velada llena de música y de orgullo por una extraordinaria agrupación musical guatemalteca que, a casi un siglo de su fundación, sigue fresca y vigente.