El pasado 15 de octubre, el artista Álvaro Sánchez inauguró una exposición individual en la galería Retroavangarda, ubicada en Varsovia, capital de Polonia.
El pasado 15 de octubre, el artista Álvaro Sánchez inauguró una exposición individual en la galería Retroavangarda, ubicada en Varsovia, capital de Polonia. Mientras presidía la inauguración de su exposición, a la que asistieron miembros del cuerpo diplomático de Guatemala en Polonia y destacadas figuras del mundo del arte polaco, Sánchez se encontraba presente, aunque no en persona sino a través de sus obras, en tres exposiciones internacionales más, una en Lima, Perú, donde participa en la edición internacional de pósteres que se expone en el Museo José Carlos Mariátegui, otra en Bitola, Macedonia, donde fue parte de la trienal de artes gráficas organizada por el artista macedonio Vlado Goreski, y la última en Nueva York, donde participaba en la exposición sobre migración “We are all immigrants”, realizada en la galería Wesbeth de esa ciudad de Estados Unidos.

Todo lo anterior le da una proyección auténticamente mundial a este artista guatemalteco que trabaja una disciplina poco explorada tanto en la actualidad como en el pasado: el colaje. Y es que hay pocos exponentes de esta disciplina en la historia pictórica de Guatemala, cuenta Sánchez: “Mi único verdadero referente es Roberto Cabrera”, cuenta, “aunque Luis Díaz hizo un poco de colaje, pero el que trabajó a fondo la disciplina fue Cabrera” añade. En la actualidad, solo Luisa González Reiche y Alejandro Peters trabajan un poco el colaje. Pero, aunque sea casi el único exponente de esta disciplina con producción constante en la actualidad, Sánchez nunca se acomoda y siempre busca mejorar. “Lo que el colaje exige es lucir como que siempre se vio así.
En un mal colaje no hay armonía, no hay diálogo. Hay que encontrar un punto en común entre los elementos” explica. “Actualmente mi proceso creativo es orgánico, no pienso tanto a la hora de hacer las piezas, surgen con naturalidad” sigue diciendo. “Para mis obras me gusta la estética de los años cincuenta, y también me llama la atención el kitsch, lo absurdo. ¿Por qué existe esto? Yo lo quiero convertir en otra cosa” prosigue, para añadir, “por ejemplo, me acabo de comprar una escultura de un pez globo, la voy a incorporar a alguna de mis obras”. Esta disciplina creativa es la que le ha valido sus últimas exposiciones internacionales.

La exposición en Polonia se dio gracias al milagro de las redes sociales, cuenta el artista. “Hace 8 años empecé a publicar en un grupo de Facebook de artistas gráficos. Ahí hice contacto con Ana Kloss, galerista, artista e historiadora polaca. El grupo ya no existe, pero Kloss y yo quedamos en contacto. Ella quería tener su propia galería, y cuando logró abrir Retroavangarda en Varsovia, me invitó a exponer en una muestra colectiva en 2017, a la que no pude asistir, solo envié obra.
Ya en el 2021 pude tener mi primera exposición individual ahí, pero debido a las restricciones impuestas a nivel mundial por la pandemia del COVID-19 tampoco pude viajar a ese país. Fue hasta este año que se me hizo asistir a mi segunda exposición individual en Varsovia. La exposición de Nueva York también estuvo indirectamente vinculada a las redes sociales. Fue organizada por el grupo Global Art Project (GAP) de San Francisco, California, con los que Sánchez estaba en contacto virtual desde el año 2015. Ellos organizaron la muestra neoyorquina y lo invitaron a participar.
Una larga trayectoria internacional
Álvaro Sánchez no estudió arte formalmente, su formación es en publicidad, donde empezó a hacer arte gráfico. “Ni me cruzó por la cabeza asistir a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP)” dice, “lo que no está del todo mal, a pesar del enorme respeto que tengo por la Escuela, porque si no quizás estaría haciendo pinturas emulando al Teco, como hacen muchos” añade con una sonrisa, en referencia a la ola de artistas que se han visto influidos por la notable obra del pintor guatemalteco Arnoldo “El Tecolote” Ramírez Amaya. “Pero simplemente mi formación se dio a través del trabajo en el mundo de la publicidad, no de la academia artística.”
“Por eso me incliné por esta disciplina, prosigue Sánchez. “Todo se hacía en computadora y había bancos de imágenes, que se trabajaban con Photoshop y Freehand. Así que lo lógico era hacer colaje.
Ya después empecé a pintar porque la misma obra me lo pedía” añade. “Siempre recuerdo cuando un buen amigo artista me dijo, ‘tenés que experimentar el placer de mancharte las manos’. Sin embargo, jamás he logrado dominar la tela, no me sale.
Por eso siempre trabajo solamente en papel” afirma. Sánchez publicó sus primeros trabajos formales como artista del colaje también gracias al internet, en revistas virtuales alemanas especializadas en el tema. Y la colaboración con ese país ha seguido. En febrero de este año, Sánchez presentó una exposición individual en la sede de la Embajada de Alemania en Guatemala, y este mes de octubre la editorial alemana Daarvak publicó el libro “Children créate change”, una muestra de afiches avant-garde de diversos artistas e ilustradores que busca presentarles a los niños temas de conciencia (medio ambiente, problemas mentales, etc.) a través del arte gráfico, y que incluye una obra suya. Este tema del libro alemán sobre el avant-garde, unido al nombre de la galería polaca que acogió su obra este año, lleva a una pregunta lógica: ¿se considera Álvaro Sánchez un artista de vanguardia? “Quisiera pensar que sí, pero no me corresponde esa etiqueta”, contesta Sánchez. “Lo cierto es que mi lenguaje fue adaptado de todas las vanguardias de principios del siglo XX que me impresionaron, como el constructivismo, el futurismo, el dadaísmo.
De hecho, podemos decir que Dadá es colaje” prosigue. ”De esta manera podemos ver que todo es cíclico, conceptos de hace cien años vuelven, hay una reminiscencia” añade.
Del arte visual a la literatura
Además de su exitosa carrera como artista plástico, Sánchez ha incursionado por dos vías en la literatura. La primera, con sus obras pictóricas, que han servido de portadas para numerosos libros, especialmente para la editorial guatemalteca Catafixia. “Los autores más importantes para los que he elaborado portadas han sido el español Antonio Gamoneda y el chileno Raúl Zurita, que este año estuvo entre los nominados al Premio Nobel de Literatura. Pero he hecho muchas portadas más.” Su veta literaria no se limita en absoluto a elaborar portadas. Sánchez también es autor de narrativa breve, y este año fue uno de los finalistas del Premio Literario Mario Monteforte Toledo, en su edición 2024, dedicada al cuento. “Empecé a escribir a través de una columna sobre música que publicaba en el matutino Siglo XXI.
Como no tengo formación musical que me permita hablar del tema con tecnicismos, narraba mis impresiones de la música que me gustaba en forma de relatos. De ahí, en algún momento el siguiente paso lógico fue escribir narrativa breve. Participé en varias antologías y gané algún concurso, como el del Festival de Escritores de San Miguel de Allende, México.
Luego publiqué mi primera colección de cuentos, Mañana muerta de domingo la cual tuve el honor de que fuera revisada por la poeta Vania Vargas y el periodista Gabriel Arana. No tengo pretensiones como escritor, solo quiero contar historias, porque me encanta leer” cuenta el polifacético artista.
El futuro tiene más trabajo para Álvaro Sánchez. Una exposición individual en la prestigiosa Galería D, Arte Contemporáneo en Ciudad de Guatemala, y luego otra participación en el museo Mariátegui de Lima.
Un par de palmarés más en el camino para un joven artista guatemalteco en la plenitud de su proceso creativo.





