El presidente de la República ofreció disculpas públicas a la familia de esta intelectual que dejó un gran legado en Guatemala y el mundo
El 3 de diciembre de 1914 nació en Barcelona, España, Alaíde Foppa, una poeta, escritora, activista feminista, crítica de arte y literatura, profesora y traductora que dejó un gran legado en Guatemala y el mundo. Foppa era de madre guatemalteca y padre argentino. Vivió algunos años en Argentina y estudió en Europa durante su etapa universitaria, especialmente en Italia. Llegó a Guatemala en 1943, al final de la dictadura de Jorge Ubico, y se identificó con el nuevo proceso político encabezado por Juan José Arévalo. En 1944 asumió la nacionalidad guatemalteca.
El 19 de diciembre de 1980, Alaíde Foppa viajó de México a Guatemala, donde fue cobardemente secuestrada y desaparecida junto al chofer de su madre, el señor Leocadio Axtún Chiroy, por las fuerzas represivas del Estado de Guatemala en el marco del Conflicto Armado Interno.
Es por ello que, este martes 3 de diciembre, en su 110 cumpleaños, el Gobierno de la República de Guatemala, encabezado por el presidente Bernardo Arévalo de León, organizó un acto de disculpa pública a la familia de Alaíde Foppa y un reconocimiento a su trayectoria llena de aportes literarios y culturales, en nombre del Estado de Guatemala.
Junto al presidente Arévalo, encabezaron el evento la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, el representante de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos, Carlos Amézquita, Julio Solórzano Foppa, hijo de Alaíde Foppa, y su nieta, Alaíde Solórzano Casamayor, quien realizó una emotiva lectura de los poemas de su amada abuela.

Palabras de admiración y resarcimiento
«Yo tuve la suerte de conocerla unos días antes de su captura. Estaría haciendo una entrevista sobre la vida, la historia, la tragedia de los pueblos mayas a través de mi persona y de mis hermanas. Yo quiero recordar a esa mujer elegante, extraordinaria, pero a la vez sencilla, que escucha, y sobre todo en aquellos años no era muy común que, para nosotras, las que nacimos allá en San Miguel Uspantán, Quiché, tuviéramos la oportunidad de encontrar una poetisa, una intelectual, una periodista, una hermana en la vida con mucho sentimiento y humildad. A esa mujer es a la que yo he recordado a lo largo de más de 40 años. También quiero recordar que Alaíde Foppa vino a Guatemala por amor. Por amor a sus hijos, por amor a Guatemala misma. Muchas gracias, señor presidente, por este compromiso histórico, porque cuando Alaíde fue secuestrada, este palacio era un palacio del horror y hoy es un palacio donde nos congregamos para dignificar nuestra propia memoria», dijo Rigoberta Menchú durante este emotivo acto.
Asimismo, el presidente Arévalo declaró ante la audiencia: «Este acto, el acto que estoy asumiendo como jefe de Estado, no es el producto de una obligación, no es una cohesión, como resultado de una negociación en el marco legal. Es un acto voluntario de un Estado que entiende que conocer su historia, reconocer el error es permitirnos avanzar hacia la verdad de la posibilidad de un futuro de justicia y de equidad, un futuro de armonía. Recordar a Alaíde Foppa esta mañana, pedirle disculpas a su familia por la violencia que los agentes del Estado cometieron en contra de ella y de la persona que la acompañaba es importante, no únicamente porque permite rescatar la memoria y la figura de una intelectual con una trayectoria académica y artística significativa. Nos permite también rescatar a una generación de intelectuales comprometidos con la posibilidad de un futuro mejor, nos permite rescatar a todas las mujeres que fueron víctimas de la violencia en distintas circunstancias a lo largo de todo este proceso y de toda nuestra historia. Pedir disculpas a las víctimas de la violencia estatal, como representante del Estado, acto que hago hoy ante la familia de Alaíde Foppa, es un elemento fundamental para poder encontrar nuestra ruta hacia una nación cohesionada y con confianza en sí misma».

Para cerrar con broche de oro este emotivo acto, se presentó el Coro Nacional de Guatemala, con la interpretación de los temas Desapariciones, del cantautor Rubén Blades, Dibujada en el viento y Semana Santa en Guatemala, de Alaíde Foppa, y Yo te nombro “Libertad” de Paul Éluard.
Por último, el representante de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos, Carlos Amézquita, y el presidente de la República, Bernardo Arévalo, firmaron un acuerdo que hizo constar la realización del acto de disculpa pública y reconocimiento a la trayectoria de María Alaíde Foppa Falla.












